Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1879-1880 (Cortes de 1879 a 1881)
Sesión: 31 de mayo de 1880
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 177, 4195-4196
Tema: Variación de este acuerdo

El Sr. SAGASTA: Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. SAGASTA: De algo sirve que el actual señor Ministro de Estado se haya descargado de los asun- [4195] tos más importantes de su departamento y los haya confiado al Sr. Presidente del Consejo de Ministros, porque así tiene ocasión de cambiar su altísimo cargo por el más modesto de rebuscador y de apuntador; no hay más sino que S. S. no desempeña bien éstos. (El Sr. Ministro de Estado: Hay muchos más precedentes.) Y creo que si políticamente hablando no será nunca S. S. un gran Ministro de Estado, no será mejor rebuscador ni apuntador. Porque ¿qué quiere decir el caso que nos ha referido el Sr. Ministro de la Gobernación? Que la mayoría atropelló a la minoría y la minoría se resignó. ¿Y qué quería que hiciéramos? ¿que nos marcháramos, que nos fuéramos al retraimiento, que tomáramos una actitud hostil contra todo lo existente? Pues hicimos lo que pudimos, que fue, oponernos con todas nuestras fuerzas, como nos oponemos ahora. ¿No defendimos entonces nuestro derecho con la misma razón con que lo defendemos hoy? ¿No lo hicimos entonces, que violabais el Reglamento, que nos atropellabais?

Este acuerdo, por eso el Sr. Elduayen lo ha rebuscando, fue tomado por iniciativa del primer Vicepresidente Sr. Elduayen; que el Sr. Posada Herrera, que era el Presidente, no estuvo nunca conforme con él, y virtualmente lo desautorizó el Sr. Posada Herrera, aunque más respetuoso con la mayoría que el Vicepresidente lo había sido con los derechos de las minorías, desvirtuó el acuerdo con formas muy corteses, apenas vino a sentarse a su sillón. He ahí cómo la violencia está allí siempre (Señalando a la derecha) y cómo la moderación está de nuestra parte. No sé qué queríais que hiciéramos, más de lo que hicimos, que fue, levantarnos todos a protestar con todas nuestras fuerzas, como lo estamos haciendo en estos momentos.

Pero ¿qué quiere S. S. demostrarme: que ha habido casos en que las mayorías han tomado acuerdos contrarios al Reglamento? Yo lo acepto, yo lo admito; pero nunca habrá sido sin protestar las minorías; y si en algún caso no han protestado, es porque han creído que la cuestión se resolvía por la tácita, y han convenido en aceptar lo que la mayoría resolviera.

Por lo demás, como no hemos de tomar resoluciones violentas, porque me parece que la cosa no tiene tanta importancia, resulta que como la mayoría ha de votar lo que vosotros queráis, a mí me parece excusada toda votación: el país nos ha oído a los unos y a los otros, y nos juzgará. (Varios Sres. Diputados que están junto a la tribuna pronuncian algunas palabras que no se perciben.) Esos señores que me interrumpen y que están de pie, podían ocupar sus asientos y discutir y defender mejor los derechos de las minorías, porque ya llegareis a ser minoría, y ¡ay de vosotros?! (Murmullos, interrupciones.) os remuerde tanto vuestra conciencia, que? (Varios Sres. Diputados: No, no. -Grandes rumores.) no habéis podido conteneros, y no me habéis dejado acabar la frase: tal es el miedo que os produce vuestro pasado. (Un Sr. Diputado: El recuerdo.) No me habéis dejado concluir, y es porque tenéis la conciencia intranquila: ¡ay de vosotros, decía, cuando seáis oposición y encontréis Gobiernos tan intransigentes como el que ocupa ese banco! (Rumores.) Por lo demás, si queréis, yo soy siempre tan cariñoso para mis compañeros, que si queréis concluir la frase como a vosotros os convenga, y enmendar hasta la ortografía de las palabras que yo tenga que pronunciar, yo me someteré a vuestro gusto.

Lea el Sr. Ministro de la Gobernación todas las páginas que quiera. (El Sr. Ministro está leyendo un tomo del Diario de las Sesiones); siempre verá la oposición defendiendo sus derechos. Pero ahora no quiero yo que mi opinión prevalezca sobre la suya, ni tampoco la de S. S. sobre la mía: yo quisiera que el mismo señor Presidente fuese quien decidiera la cuestión; a su juicio nos sometemos todas las minorías: que diga el señor Presidente si al llamar a los representantes de las minorías lo hizo por un acto de cortesía, o por respeto al derecho que les reconocía. [4196]



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